Por Alfonso Bravo
Los noticieros en mi país se han llenado de reportajes sobre “El Salvador de El Salvador”. Nayib Bukele se ha convertido en un tipo de mesías que ha venido a sacar a su pueblo de una fosa común de cadáveres producto de la violencia extrema que se vivía en el país centroamericano. En muy poco tiempo, ha logrado que las maras desaparezcan casi por completo, en las calles se vive una paz que solo se puede ver en los países escandinavos o en el Imperio Galáctico en Star Wars (alusión absolutamente intencional). Se puede ver, con mucha envidia, como los cuerpos desnudos de pandilleros están apilados (vivos) en cárceles dónde se van a pudrir, en celdas dónde las luchas de poder serán por el uso de un baño o de un plato de comida. Aún así, me da la idea de que nuestro voyerismo necrófilo no está del todo satisfecho.
“Necesitamos un presidente así”, “es hora de un Bukele en Ecuador”, “así se debe tratar a esos animales”, “ellos no deberían tener ni una cárcel, deberían matar a todos”, “Un balazo en la cabeza y ya está”…
Son de las frases más dulces y compasivas que he leído en las redes sociales sobre lo que se debería hacer con estos seres que ya no se pueden considerar humanos. Más deliciosos y sensuales fueron los comentarios sobre un hombre que mató a una niña en Colombia, al que también comentaban que se debería asesinar, pero salió la gente de bien a decir que eso sería perdonarlos, que en lugar de eso deberían pasar toda la vida en la cárcel sin ningún derecho (Bukele Style) y luego aparecieron los sex symbol del buenagentismo a decir que deberían torturarlos.
Como ya sabemos, cuando llegamos al nivel de sex symbol, hay una lucha sangrienta por ser el objeto de deseo por excelencia, ser aquel por el que todo el mundo babee. Entonces, no se conforman con decir que a esos animales les deben torturar, sino que empezó la industria de diseño de torturas a desfilar por los comentarios y llegó el momento en que ya nadie hablaba de la niña asesinada, sino que se notaba en las letras el placer por diseñar torturas que cada vez impliquen más y más sufrimiento. Se sentía como si, luego de todo el coloquio de crueldad, íbamos a terminar ideando las corridas de toros, que ya están hechas.
Pero, entre Bukele y las buenas gentes de la tortura, aún parece que algo falta, no cuadra. Se habla y se habla de lo que se debe hacer. Bukele manda a hacer cosas, pero el resto sigue sin la tan ansiada participación ciudadana que evite caudillismos como los que se viven en Latinoamérica, pueblos que siempre están esperando que el gran y amado líder resuelva todo. Entonces, se me viene la idea de pensar en algún tipo de mecanismo, dispositivo o, siendo arriesgado, ley que impulse esa participación desde lo que la gente demanda a las autoridades, pero desde la perspectiva sexysensual, que es aquello que la gente desea cuando empieza a inventar torturas para quienes se muere por ver sufrir.
Es hora de dejar el paternalismo y participar en el sufrimiento de los animales de las cárceles y también dejar que nuestro placer tenga rienda suelta en estás experiencias, pero con responsabilidad social, con la idea de que esto nos integre como sociedad para generar vínculos que nos permitan vivir en paz en las calles, que todos seamos como las gentes de bien que gritan a viva voz, clamando que el otro debe sufrir. Por otro lado, debemos honrar nuestro deseo de sangre, como ya lo dejó tan en claro El Antropófago de Pablo Palacio, que nos pone frente al deseo desenfrenado humano de devorar a su semejante, claro, añadiendo el placer de que nosotros, ahora, le quitamos la categoría de semejante al animal que queremos torturar.
Para lograr la integración, a través de algún tipo de dispositivo inicial, aún en pañales, proponemos un plan al que llamaremos “Formas Auténticas de mutilación integral lúdica para la Alianza Social (F.A.M.I.L.I.A.): Plan de integración Social/familiar a través de la tortura y fusilamientos en las Cárceles.”.
Nombre largo, como los que nos gusta en la burocracia criminal estatal, pero que desde ahora solo lo llamaremos Plan F.A.M.I.L.I.A. (La coincidencia del nombre con el plan propuesto por la hija del Opus Dei, Mónica Hernández, diseñado para el ultraconservador curuchupa Rafael Correa, que también felicita las formas de Bukele, es una ruin e intencional coincidencia de mi parte. Si embargo, es diametralmente diferente porque este plan lleva puntitos después de cada sigla).
La propuesta central de este proyecto es incentivar a personas, que voluntariamente vayan o que hayan expresado públicamente su deseo de matar o torturar, a que se integren en actividades entretenidas cuyo objetivo final es que ellos mismo sean quienes ejecuten o torturen a una persona, bajo la figura de “padrinos” de alguno de aquellos a quien desollará, mutilará o fusilará con el afán de que esta sea una actividad lúdica que permita a la familia compartir momentos de sano esparcimiento mientras se comprometen como temas sociales profundos como la desaparición de la delincuencia.
El modelo de apadrinamiento está inspirado en el pensamiento curuchupa ultraconservador de nuestro actual presidente, Guillermo Lasso, quien dijo dese el inicio de su mandato que será padre y su esposa madre de las niñas violadas para obligarlas a “parir” porque eso es lo que deben hacer, principalmente porque son violadas por mandato divino. Ese pensamiento nos enseña que nosotros, las gentes de bien, debemos ser paternales con los desgraciados y miserables que no han tenido nuestra suerte.
Así, cada miembro de la familia va a tener la oportunidad de torturar, mutilar, fusilar, entre otras actividades, a una persona privada de la libertad. Todo dentro de un marco de estricto respeto a la creencia de cada persona. Por ejemplo, si el miembro de la familia cree que quienes han cometido delitos deben sufrir por mucho tiempo, apadrinará su tortura, si cree en la pena de muerte, se le proveerá del arma de su agrado para que ejecute al animal de la manera más placentera posible. Sea cual fuere el proceso, todo esto se debe hacer en familia, es decir que, mientras un miembro ejecuta la acción, el resto observará activamente lo que suceda y alentará a su familiar. También se puede implementar el programa de grupos, principalmente para el caso de las pandillas; en el mismo, una familia puede elegir un grupo determinado de sujetos de una misma pandilla para que todos los miembros de una familia mate o haga sufrir a un pandillero.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes, se va a establecer, en la medida que el stock de condenados lo permita, un programa específico en el que se asigne un “espécimen ya no humano” de la misma edad que su padrino. Por ejemplo, si tenemos un espécimen no humano que, antes de quitarle su humanidad, fue catalogado como “niño sicario”, de 10 años, se debe encontrar un niño humano de la misma edad para que le pegue un tiro en la cabeza o le haga cortes en todo el cuerpo y luego le eche sal en las heridas, dependiendo del deseo del niño o, si no se puede decidir como cuando le preguntan de qué sabor quiere un helado, la acción la decidirá su tutor legal de acuerdo con sus creencias específicas. Esto se ha propuesto luego de seguir el ejemplo de los ciudadanos Ibarreños que, en la noche de los cristales rotos ecuatoriana, llevaron a sus hijos a que pateen y quemen juguetes de niños migrantes en un acto educativo tan conmovedor que no puede sino ser replicado por quienes queremos una mejor sociedad.
Hay que aclarar que, por ser políticamente incorrecto, no vamos a equiparar las ejecuciones y torturas por género. Es decir, no vamos a equiparar a una mujer humana con un espécimen no humano hembra, o una persona de género no binario con un espécimen no humano híbrido o no específico. El componente inclusivo de este plan dicta que todos tienen derecho a matar a quien sea, salvo en el caso de niños, niñas y adolescentes porque la idea es incentivar el trabajo con pares. Lo importante acá es que la familia haga todo junta y que los ahijados asesinados o torturados hayan sido previamente despojados de su condición de seres humanos. Toda esta parte puede sonar rara, porque este es un plan que pretende rescatar los valores familiares que se han ido perdiendo en nuestra sociedad, pero una de las estrategias para llegar a toda la población es que la propuesta sea atractiva y moderna, por eso hemos incluido estas tendencias de moda, así como se puede proponer poner reggaetón anatómicamente morboso mientras se electrocuta los testículos de algún animal preso.
Todas estas actividades serán realizadas de forma lúdica y entretenida, en espacios seguros y con la debida contención emocional. En caso de que alguna persona sufra alguna descompensación por torturar o matar, será inmediatamente trasladado a los consultorios psicológicos en los que, a través de proceso de estimulación conductual y cognitiva, se procurará que la persona salga desensibilizada y consciente de que lo que realizó fue una actividad que es parte de su deber cívico y que, en lugar de sentirse mal por un ente que ya no se puede considerar con vida, debe sentirse como el héroe que es para sus pares. De igual manera, para asegurar la calidad del servicio, se ofertarán cursos de capacitación previos en tortura y asesinato, que serán dictados por la policía nacional y las fuerzas armadas, expertas en el manejo de armas y herramientas de tortura. Se puede practicar, antes de llegar a sujetos deshumanizados, con presos políticos, artistas, objetores de consciencia, migrantes o mujeres esposas de algún miembro de las fuerzas del orden, como ya se ha hecho antes en repetidas ocasiones.
Como dijimos antes, es una propuesta joven, en construcción, que requiere de seguir discutiendo detalles como qué hacer con los restos luego de una ejecución o cómo hacer cuartos de tortura a prueba de sonido de tal forma que los gritos y llantos de desesperación no molesten a los vecinos que ya suficiente tienen con no poder disfrutar del programa porque se agotaron los cupos. Sin embargo, nos parece un buen puntapié inicial para conseguir el tan ansiado objetivo de la integración de la sociedad civil y su núcleo, tan venido a menos, la familia.
Nos ha parecido importante hacer este tipo de planes innovadores porque vemos una sociedad cada vez más fragmentada y aislada: niños que crezcan con la seguridad de que van a poder matar a sus agresores sin que nada se los impida, hombres y mujeres de bien que puedan torturar a una persona en espacios debidamente aprobados por un estado al que hasta ahora solo se le ha exigido cubrir necesidades tan nimias como el hambre, la educación, la salud, cuando no se han dado cuenta que en el saber popular ya está la respuesta: pedimos comida cuando sabemos que todos deberíamos alimentarnos de la sangre de Cristo, educación cuando ya está dicho que la letra con sangre entra, salud cuando la sangre misma es la que da vida.
Estamos muy emocionados de haber podido pensar esta propuesta, sabemos que puede tener mucha resistencia por muchos grupos que no conocen la verdadera esencia del ser humano ávido de sangre y sufrimiento sanador, pero de a poco podemos integrar a quienes piensan distinto a este plan y se darán cuenta de la utilidad que tendría en el desarrollo de nuestros pueblos. Quizás, aquellos que se oponen, puedan ser incluidos como objetos de las prácticas que realizarán nuestros ciudadanos de bien. Ojalá y podamos vivir este sueño lo más pronto posible.
